El proyecto se encuentra abierto a todas las personas, independientemente de su situación socioeconómica.
Este servicio no es exclusivo para las personas “necesitadas”. Si lo que se busca es acabar con la estigmatización del pobre resulta bastante ilógico poner un servicio en exclusiva para estas personas ya que, en ese caso, el mero hecho de abrir la nevera ya le señala como un “necesitado”. Nuestra intención va más allá, creemos en la integración y no en la exclusión.
Queremos huir de etiquetas que no ayudan en modo alguno a la inclusión social, objetivo esencial de todo movimiento solidario. Insistimos, se trata de recuperar alimentos que, de otra forma, terminarían en la basura, no de dar de comer a los pobres. No estamos hablando de caridad ni, siguiendo el guión cinematográfico de una época ya pasada, “sentar un pobre en nuestra mesa”.