Cuando leemos que una tercera parte de los alimentos que se producen para el consumo humano acaban en la basura, cuando nos dicen que eso en cifras resultan ser más de 1.300 toneladas de comida cada año, cuando sabemos que muchos de esos alimentos son perfectamente aprovechables para ser utilizados por las personas, cuando descubrimos las oscuras maniobras consumistas que se esconden bajo las fechas de caducidad y consumo preferente, cuando, en definitiva, se nos desata la pasión por hacer algo que disminuya esta tendencia, empezamos a concretar el problema, definir nuestra causa y emprender el camino.
Imaginen un mundo en el que los alimentos que han sido elaborados y preparados para el consumo de las personas no acaban en los contenedores, imaginen un mundo en el que la comida no termina en la basura, imaginen un mundo en el que los excedentes de alguien se convierten en la solución para otro… imaginen lo que ya imaginó Álvaro Saiz Ruiz cuando ideó la iniciativa Nevera Solidaria: un proyecto para todas las personas, independientemente de su situación económica y social.
El eje del cambio pivota alrededor de la integración, no hay nada más excluyente que hacer cosas para los excluidos, y por eso la puerta de Nevera Solidaria está abierta a todxs sin excepción. Aquí no entendemos la caridad del que da al que no tiene perpetuando así la diferenciación entre ricos y pobres, poniendo el sello en la frente del que recibe y haciendo que el estigma de la pobreza no llegue a desaparecer nunca, aquí entendemos un proyecto de igual a igual, unidos frente al intolerable problema del despilfarro de alimentos en un planeta que no da para más.
En estos momentos son ya 16 las neveras instaladas por todo el territorio estatal funcionando con total normalidad y cambiando, poco a poco pero de manera definitiva, la percepción que las lógicas (ilógicas) del consumismo a ultranza nos quiere imponer.
Por eso, cuando la Universidad de Los Andes se pone en contacto con Nevera Solidaria, la pasión se desata una vez más.
En nuestro ADN se encuentra grabado el trabajo en red como la única alternativa viable: somos Red. Sin esa filosofía de funcionamiento para favorecer una corriente solidaria efectiva, no somos nada. Así, un buen día nos llega un correo desde Colombia en donde la anteriormente mencionada Universidad de Los Andes, y más concretamente desde su área de innovación INNOVANDES, se muestra interesada en replicar la iniciativa y sumarse a la red. Tiempo llevamos ya pensando en expandir nuestro proyecto más allá del territorio estatal, por lo que la alegría fue enorme, y a medida que vamos conociendo detalles de la futura ubicación de la nevera dentro de la infraestructura del campus universitario, el atractivo aumenta.
El proyecto Nevera Solidaria es un plan sin cabos sueltos. No solo es necesaria la concienciación ante el despilfarro alimentario ni la reflexión (acertada) sobre lo que cada uno de nosotros podemos hacer en nuestro entorno inmediato para revertirlo, no se trata de esperar de forma pasiva a que alguien se decida a actuar, se trata más bien de hacer que las cosas sucedan. Y la Universidad de Los Andes está en ello: trabajando firmemente un mapa de procesos, estudiando los modelos de Nevera Solidaria que ya están funcionando en diferentes universidades estatales, amoldando, en suma, su realidad al proyecto de la Red, algo que nuestra experiencia facilita a la hora de adaptarnos a la normativa de cualquier país.
Uno de los problemas a los que se tiene que aportar solución desde los primeros momentos en los que se diseña el proyecto de implantación de una Nevera Solidaria, es la propia nevera en sí. Generalmente no ha supuesto un hándicap insalvable cuando hemos logrado visibilizar la iniciativa y hacer llegar a las personas su grandeza y sencillez de puesta en marcha, y esa es la intención de este texto: poner de manifiesto que la donación de neveras en buen uso supone una vuelta de tuerca más en el proceso de aprovechamiento de excedentes… esta vez, tecnológicos.
Donar una nevera es una pieza clave en la infraestructura de la iniciativa, ya que sin nevera no hay Nevera. En nuestra web www.neverasolidaria.org se facilita un espacio para que cualquier persona que se anime a donar una nevera en buen uso se ponga en contacto con nosotros. Un pequeño gesto que da pie a otra gran oportunidad para cambiar las cosas. Y nos quedamos con la frase de Eduardo Galeano:
“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.
imagen: wikipedia.org
Autora: María Fernanda Gadea, bloggera y miembro del equipo Nevera Solidaria
Me gustó mucho este proyectó porque es muy importante que el ser humano tome consciencia y cambié habitos de vida de existencia.
Gracias Yolanda 🙂
Un abrazo