Paseando por las calles de Lisboa puede toparse cualquiera ante una imagen chocante, tierna y un punto perturbadora: bien alineados encima de los contenedores de basura, aparecen recipientes de plástico con restos de comida que, obviamente, no dejan de estar directamente pegados a los desechos.
Indagando un poco más se llega al proyecto de la organización de aprovechamiento de alimentos Re-food, que arrancó con un americano en bicicleta al rescate de sobras en los restaurantes de Lisboa para distribuirlas entre los más necesitados. Una iniciativa surgida en el año 2011, totalmente compuesta por voluntarios y con una visión ecohumanitaria a nivel micro-local capaz de enlazar el fin del desperdicio de alimentos preparados (la recogida se focaliza en bares y restaurantes) con la creación de puentes humanos en la comunidad local. Seis años y bastantes viajes en bicicleta después, Re-food ha sido capaz de demostrar que una idea sencilla (un restaurante, un voluntario y una familia necesitada de alimento) llevada a cabo con organización y empeño es capaz de embarcarse en un objetivo tan ambicioso como puede ser el convertir a la capital de Portugal en la primera ciudad del mundo libre de desperdicios de comida preparada. La organización cuenta ya con 28 núcleos en la región de Lisboa y ha cosechado algunos premios a su labor y el reconocimiento por parte de numerosos sectores sociales.
Pero (siempre hay un pero) en Nevera Solidaria nuestra ambición va más allá de ofrecer caridad. En una de las primeras entrevistas concedidas al impulsor de Re-food se comentaba que, debido a la vergüenza que les suponía el hecho de aceptar comida, muchos de los receptores se escondían para recogerla cuando los voluntarios ya se habían ido. A esto es a lo que nos referimos cuando afirmamos que nuestro proyecto enfatiza el preservar la dignidad de las personas por encima de todo para acabar de una vez con la estigmatización dela pobreza. En la caridad no se comparte; la caridad se da, por un lado, y se recibe por el otro, pero no es un camino en dos direcciones. Y en Nevera Solidaria nacemos con la noción de la universalidad directamente grabada en nuestro ADN.
Entendemos la iniciativa como una herramienta de cambio social para luchar contra lo que no nos gusta y poder así transformarlo, no para reordenar lo que ya existe. Porque una cosa es cambiar lo que tenemos colocando de manera diferente los mismos componentes y otra construir a partir de ingredientes nuevos. Y para ello, nosotros también tenemos un truco: organización.
En noviembre hemos podido asistir a la inauguración de dos nuevas Neveras Solidarias, una en Plentzia y otra en Santiago de Compostela. La primera, instalada en el pórtico del Ayuntamiento, supone la cristalización de un proyecto de cambio por parte de los miembros de la corporación municipal que se plasma en las palabras pronunciadas por Maena Deba, concejala de Acción Social y que suponen una interesante reflexión acerca del apremiante problema que es el desperdicio de comida a nivel mundial: “Este es un pequeño paso para cambiar la forma de ver el mundo”. En cuanto a la Nevera de Santiago, el impulso de los integrantes de la asociación de ayuda humanitaria Sahebbi, comprometida con los problemas de la población saharaui en los campamentos de refugiados de Tinduf, ha sido definitivo a la hora de hacer realidad una ilusión plagada de retos.
Nevera Solidaria de Plentzia, Vizcaya
Nevera Solidaria de Santiago de Compostela, La Coruña
Y como puede verse en el titular, ya son once las Neveras Solidarias funcionando a pleno rendimiento repartidas por todo el estado… y unas cuantas más que dentro de muy poco vamos a tener el tremendo honor de ir presentando.